PETARDEROS

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¡Qué remedio! Son gajes de la fiesta de “moros y cristianos”. Es pesado, pero hay que soportar estoicamente el incesante y molesto ruido de petardos y trabucazos. Eso sí, casi siempre acompañados por la música festera de alguna banda. Todo sea por repetir aquellas guerras y guerrillas medievales entre huestes devotas de Cristo y tropas fieles del Islam, amén de que se hayan colado anacrónicamente bandoleros mirenos o caballeros a la antigua usanza. Apenas son cinco días y hay que vivirlos intensamente. Después, la semana siguiente, llegará lo cotidiano… y dará comienzo un nuevo curso escolar. Entonces, a medida que avancen los meses, empezarán a sonar otros petardos y aflorarán otros petarderos, esos que estallan sus gracias en el aula y su pasotismo en los exámenes, creyendo erróneamente que la fiesta se alarga desde setiembre hasta junio. Intentaremos el resto de implicados, que somos la mayoría, que acaben con la pólvora mojada este 2012.

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