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Ayer, durante las dos últimas horas lectivas de la mañana, algunos profesores del IES Público nos acercamos con nuestr@s alumn@s del primer ciclo de la ESO al Auditorio Municipal. También acudían los del Centro concertado 'Amor de Dios'. La ocasión era el encuentro con el autor de cuentos (y novela) Pablo Albo.
Ayer, durante las dos últimas horas lectivas de la mañana, algunos profesores del IES Público nos acercamos con nuestr@s alumn@s del primer ciclo de la ESO al Auditorio Municipal. También acudían los del Centro concertado 'Amor de Dios'. La ocasión era el encuentro con el autor de cuentos (y novela) Pablo Albo.
El comportamiento del alumnado, salvo pequeñas excepciones, fue el adecuado. Y el escritor estuvo bien, muy ocurrente y entregado, con mucha chispa y con buenos toques de humor. Pudo dar su pequeña charla, narrar un cuento "celestial" y contestar a las preguntas de varios asistentes al acto.
Sin embargo, aparte del cumplimiento del deber docente, controlando a mi clase de 1º D, una de las circunstancias que más me llamó la atención fue que frente al libro de cuentos Diógenes que nosotros habíamos leído y preparado, los del Amor de Dios, los del colegio de monjas, habían optado por leer la novela 'Para una vez que me abrazan', que contenía algún episodio sensual y palabrotas que (por sus preguntas al autor) les habían escandalizado.
Ante esa realidad, solo pensé una cosa: Si yo le hubiese dicho a mi alumnado de 1º que se leyera esa novela, ciertos progenitores moralistas me hubiesen montado la de "Dios es Cristo". Pero como la lectura se ha realizado en un centro docente filorreligioso, y no en uno laico, no hay nada malo que pensar. Sobran los comentarios.
Aunque será mejor, para quitarme la sorpresa y el pequeño disgusto por esa doble vara de medir, aplicarme un proverbio que dice: "En la vida es mejor ser conocido como un honesto pecador que como un hipócrita mentiroso".
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