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La alarma,
que sonaba a las 7:30 horas, suena ahora a las 8:30. Me levanto y miro por la
ventana. Mal día, con lluvia, viento y relámpagos. Voy en pijama, sin prisas, y
me preparo para tomar el pre-desayuno mientras oigo las noticias; después vendrán
los ejercicios de pre-calentamiento y el desayuno viendo la tele. Desde hoy, esta
es mi nueva realidad jubilar.
Pienso en
mis colegas recibiendo a los nuevos alumnos y en los que, además, siendo
tutores, deben informarles de las pautas docentes y de las obligaciones
discentes. Tomando mi té verde con cola de caballo y limón, voy a la web del
Instituto y contemplo el orden del día de este inicio de curso. Mientras lo leo,
sonrío porque ya no es mi caso.
Les deseo lo mejor para este nuevo curso escolar. Y lo dice alguien que durante 34 años tuvo esta maravillosa y constructiva profesión. Pero que ahora, desde hoy mismo, disfruta de un bien merecido descanso. Bien, ¡A aplicarse estudiando, alumnos! ¡Y mucha suerte, compañeros!
Les deseo lo mejor para este nuevo curso escolar. Y lo dice alguien que durante 34 años tuvo esta maravillosa y constructiva profesión. Pero que ahora, desde hoy mismo, disfruta de un bien merecido descanso. Bien, ¡A aplicarse estudiando, alumnos! ¡Y mucha suerte, compañeros!
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